Filosofía Educativa
Cuando decidí entrar a la carrera de educación parvularia, mi motivación era ser alguien que pudiera proteger y estimular a los párvulos, ya que intuía que esta es una de las etapas más importantes de la vida, pero mi incursión en el mundo de la educación fue un poco a ciegas.
Una vez dentro de la carrera, con la formación teórica y las experiencias prácticas comprobé que lo que en un principio fue esa "corazonada" era totalmente cierto.
Un hito dentro de mi formación fue el acercamiento a la neurociencia. Decir que la primera infancia y niñez temprana son las etapas más importantes de la vida en términos de formación y aprendizaje, no son solo palabras bonitas, son hechos científicos. Dentro de los 0 a 6 años se establecen la mayor cantidad de conexiones neuronales, es aqui en donde se establecen los esquemas neuronales que posteriormente servirán para enfrentarnos al mundo, si bien después es posible modificarlos, no se cuenta con la plasticidad de este periodo (Harvard, 2008).
A raíz de esto, me pareció inadmisible que hubiera profesionales de la educación parvularia que no tomaran esto en cuenta, si bien la familia es el primer educador de los niños, en muchos casos estos pasan más tiempo en el Jardín que en su hogar, por lo que somos responsables no solo del presente, sino que del futuro académico de nuestros niños, siendo nuestro deber otorgarles la mayor cantidad de oportunidades de aprendizaje posibles contextualizadas a cada grupo.
Teniendo toda la formación teórica que me entregaron en la carrera, llegue a mi práctica profesional ha confirmar que para mí educar no es solo preparar el mejor material, o preparar el mejor trabajo de grupo grande, para mí educar es entregar las herramientas necesarias para desenvolverse en el mundo, crear un ambiente cálido de contención, en dónde se sientan libres de preguntar, explorar, hablar e imaginar dentro de un contexto planificado pedagógicamente para su aprendizaje. Según Kontos, Wilcox & Herzog (1997) es necesario para un desarrollo completo y exitoso que las interacciones con el adulto sean de calidad para que el niño pueda desenvolver todo su potencial, esto incluye una visión amplia de grupo, considerar a todos los niños. Monitorear constantemente su aprendizaje y seguridad y por sobre todo tener interacciones cálidas y afectivas.
Durante este semestre he comprobado que los niños que se sienten contenidos y cómodos en el aula aprenden más, que es necesario establecer un vínculo y demostrar el compromiso afectivo, ya sea conteniendo emocionalmente cuando sea necesario o entablando conversaciones sobre sus gustos e intereses (Kontos, Wilcox & Herzog, 1997), (Dombro, et all, 2010).
Todo esto para mi es tan importante como la parte netamente didáctica, es más me parece que para que una intervención sea exitosa es necesario que este acompañado de este profundo compromiso con lo que se hace y para quien se hace, recordando que gran parte de lo que se debe trabajar con los niños en preescolar no son solo contenidos, sino que guiar en el desarrollo emocional, social y conductual ( Fox, Dunlap,Hemmeter, Joseph, Strain, 2003), los contenidos en si mismos y lo afectivo debe estar en equilibrio dentro del aula,para mi el eje para ser una educadora realmente efectiva es el modelo de la pirámide de la enseñanza (Ver imagen 1) (Fox, et.all, 2003), aplicado de manera transversal, ya que esto facilita mucho dicho equilibrio.
Partiendo por la base de la pirámide, se establece que es necesario partir desde relaciones sociales afables con los pares, niños y la familia, son la llave de toda enseñanza eficaz y la guía del desarrollo social, emocional y conductual. Los educadores infantiles deben dedicar tiempo y atención a conocer a los niños por dos razones, la primera es que a medida que los adultos establecen relaciones positivas con los niños, su influencia potencial sobre sus conductas se incrementa significativamente, es decir, los niños hacen caso a los adultos que son receptivos y que se preocupan por ellos.
De esta manera, al conocer realmente a los niños y mantener relaciones positivas, se pueden crear ambientes que impulsen, alienten y apoyen a los párvulos, parte de esto es entregar experiencias desafiantes pero contextualizadas a la realidad de cada niño.
Todo esto enmarcado en la utilización de las estrategias pertinentes, para finalizar teniendo siempre en mente que es necesario entregar apoyo de manera individualizada, esto se puede ver reflejado en el trabajo de la práctica y a lo largo de este portafolio en las estrategias del desafío,entre otras.
Una vez dentro de la carrera, con la formación teórica y las experiencias prácticas comprobé que lo que en un principio fue esa "corazonada" era totalmente cierto.
Un hito dentro de mi formación fue el acercamiento a la neurociencia. Decir que la primera infancia y niñez temprana son las etapas más importantes de la vida en términos de formación y aprendizaje, no son solo palabras bonitas, son hechos científicos. Dentro de los 0 a 6 años se establecen la mayor cantidad de conexiones neuronales, es aqui en donde se establecen los esquemas neuronales que posteriormente servirán para enfrentarnos al mundo, si bien después es posible modificarlos, no se cuenta con la plasticidad de este periodo (Harvard, 2008).
A raíz de esto, me pareció inadmisible que hubiera profesionales de la educación parvularia que no tomaran esto en cuenta, si bien la familia es el primer educador de los niños, en muchos casos estos pasan más tiempo en el Jardín que en su hogar, por lo que somos responsables no solo del presente, sino que del futuro académico de nuestros niños, siendo nuestro deber otorgarles la mayor cantidad de oportunidades de aprendizaje posibles contextualizadas a cada grupo.
Teniendo toda la formación teórica que me entregaron en la carrera, llegue a mi práctica profesional ha confirmar que para mí educar no es solo preparar el mejor material, o preparar el mejor trabajo de grupo grande, para mí educar es entregar las herramientas necesarias para desenvolverse en el mundo, crear un ambiente cálido de contención, en dónde se sientan libres de preguntar, explorar, hablar e imaginar dentro de un contexto planificado pedagógicamente para su aprendizaje. Según Kontos, Wilcox & Herzog (1997) es necesario para un desarrollo completo y exitoso que las interacciones con el adulto sean de calidad para que el niño pueda desenvolver todo su potencial, esto incluye una visión amplia de grupo, considerar a todos los niños. Monitorear constantemente su aprendizaje y seguridad y por sobre todo tener interacciones cálidas y afectivas.
Durante este semestre he comprobado que los niños que se sienten contenidos y cómodos en el aula aprenden más, que es necesario establecer un vínculo y demostrar el compromiso afectivo, ya sea conteniendo emocionalmente cuando sea necesario o entablando conversaciones sobre sus gustos e intereses (Kontos, Wilcox & Herzog, 1997), (Dombro, et all, 2010).
Todo esto para mi es tan importante como la parte netamente didáctica, es más me parece que para que una intervención sea exitosa es necesario que este acompañado de este profundo compromiso con lo que se hace y para quien se hace, recordando que gran parte de lo que se debe trabajar con los niños en preescolar no son solo contenidos, sino que guiar en el desarrollo emocional, social y conductual ( Fox, Dunlap,Hemmeter, Joseph, Strain, 2003), los contenidos en si mismos y lo afectivo debe estar en equilibrio dentro del aula,para mi el eje para ser una educadora realmente efectiva es el modelo de la pirámide de la enseñanza (Ver imagen 1) (Fox, et.all, 2003), aplicado de manera transversal, ya que esto facilita mucho dicho equilibrio.
Partiendo por la base de la pirámide, se establece que es necesario partir desde relaciones sociales afables con los pares, niños y la familia, son la llave de toda enseñanza eficaz y la guía del desarrollo social, emocional y conductual. Los educadores infantiles deben dedicar tiempo y atención a conocer a los niños por dos razones, la primera es que a medida que los adultos establecen relaciones positivas con los niños, su influencia potencial sobre sus conductas se incrementa significativamente, es decir, los niños hacen caso a los adultos que son receptivos y que se preocupan por ellos.
De esta manera, al conocer realmente a los niños y mantener relaciones positivas, se pueden crear ambientes que impulsen, alienten y apoyen a los párvulos, parte de esto es entregar experiencias desafiantes pero contextualizadas a la realidad de cada niño.
Todo esto enmarcado en la utilización de las estrategias pertinentes, para finalizar teniendo siempre en mente que es necesario entregar apoyo de manera individualizada, esto se puede ver reflejado en el trabajo de la práctica y a lo largo de este portafolio en las estrategias del desafío,entre otras.